jueves, marzo 23, 2006

La mujer

La mujer de mi vida tiene ojos grandes. No más grandes que su alma, pero si tan grandes como para que pueda divisarla en ellos y para que pueda conocer la mía en su brillo.

La mujer de mi vida sonríe, y cuando lo hace no hay más tiempo, ya no hay más nada en realidad, pues simplemente ella está sonriendo. Y lo hace del modo aquel en que sólo ella puede hacerlo, brillando, transparentando y deteniendo todo.

Ella tiene el pelo largo, de bandera, de algas en la rompiente, arremolinado, suelto al viento. Pues sólo está completamente cómoda al viento, con la mirada perdida en el horizonte, disfrutando y saboreando de esa libertad que dan los espacios abiertos mientras toda preocupación desaparece.

Su mente bulle mientras conversa, lee, escribe, hierve de ideas que lanza, que desbordan en una conversación iluminada por el resplandor amarillo de un vaso de cerveza bañado por la luz neón. Sólo ella puede callar llenando todo, absolutamente todo de silencio, diciendo por completo sin necesidad de completar ni decir nada.

La mujer de mi vida en verdad no tiene ojos grandes, ni pelo de bandera, no sonríe transparentando todo, ni en su mente se arremolinan ni atragantan ideas. Mi mujer está por ahí, en algún lugar, no se cómo ni porqué,

no es la que pensé,
no es la que tuve,
no es la que soñé.

La mujer de mi vida es impensada, innombrada, inimaginada, sólo se que espero por ella y que es genial pensar que ella espera por mí, aunque ambos no sepamos a quien esperamos exactamente

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No eres lo único que espera,
y a veces parece que ese verbo es universal, está en todos los rincones... Otras veces, parece que el universo mismo es él.
Cúidate, estés donde estés.

Anónimo dijo...

Aunque toda mi razón lucha por eliminar la palabra "esperar" del diccionario de mi vida, confieso que me encantó leerte, emocionarme, sentir nostalgia y, a pesar de mi misma, volver a anhelar ese instante en que por fin logre coincidir con el hombre de mi vida, y así descubrir la diferencia entre la semántica y la pragmática de todo aquello que esperamos.
Por cierto, me acuerdo que leí de Julio Cortazar: "Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" Estoy segura de que Julio no lo vivió nunca, pero que lindo lo escribió carajo!

Mauro dijo...

Esperar.

Es loca la espera, no?, uno deberia saltar al lomo de los acontecimientos, como creo dijo Ortega y Gasset. Sin embargo, hay algo de paz en ella, en el hecho de estar simplemente tranquilo, dejando pasar el bus de la realidad a tu lado, disfrutando de cada instante.

¿Te gusta Fito?.

Me gusta estar al lado del camino, fumando mientras todo pasa, dice en una muy buena cancion.

Mauro dijo...

Rayuela.

Se juntaban con la Maga sin pleanearlo. No se ponian de acuerdo, simplemente salian a caminar por Paris y coincidian en algun lugar.

Buen libro. Pero nunca he podido terminarlo.

Me gustaba la Maga, ¿a quien no?.

Anónimo dijo...

Te esperaré apoyada en la curva del cielo
y todas las estrellas abrirán para verte
tus ojos conmovidos.

Te esperaré desnuda.
Seis túnicas de luz resbalando ante ti
Deshojarán el ámbar moreno de mis hombros.

Nadie podrá mirarme sin que azote sus párpados
un látigo de niebla.
Sólo tu lograrás ceñir en tus pupilas
mi sien alucinada
y mis manos que ofrecen su cáliz entreabierto
a todo lo inasible.

Te esperaré encendida.
Mi antorcha despejando la noche de tus labios
Libertará por fin tu esencia creadora.
¡Ven a fundirte en mi!
El agua de mis besos, ungiéndote, dirá
tu verdadero nombre.

...