miércoles, diciembre 29, 2010

Borde

Foto: Mauro

Recuerdo a mi abuelo cuando diviso el vuelo circular de los pájaros o su aterido tiritar tras el salpicar de un abrevadero. Pareciera que escucho el crepitar del alpiste sobre el suelo de cemento del patio, junto a las Hortensias y la aspereza de las rojas macetas de greda.

El ruido de un bus destartalado y lento trepando por el cerro a la hora de almuerzo. La radio y los programas de carreras de caballos rayados una y otra vez de azul. Una ciudad que ya no existe construida al borde del mar y los cerros. Una antigua sociedad aferrándose al límite para no caer a la pobreza ni desprenderse de todo.

El verde agua del colegio en la vereda del frente, hoy con el color de un pétalo maltratado por el viento y el sol. La recurrencia de cada año para escribir su final los 31 de diciembre, el cruzar la calle para buscar la terraza y su vista infinita. Los pasos apresurados sobre los escalones para presenciar la quema del año sobre el mar.

Recuerdo a mi abuelo cuando llego al borde, cuando el filo del año se aguza con la energía de las almas congregadas y su comunión de gritos, abrazos y lágrimas. Y cuando lanzamos a la hoguera un año agrietado y partido, sé que el tiempo es desmesura, memoria e incógnita, pero no hay voluntad, o concreta indiferencia que sepulte el palpitar del jardín, borre los trazos de la fe esbozada en azul o escarche para siempre los nombres de nadie en el olvido.

lunes, diciembre 13, 2010

Andes

Foto: Mauro

Dejaré que diciembre se alce para verle caer más rápido contra la acera y trizarse rendido de risas blancas y estíos.

Plantado quedará diciembre y sus semillas entre la sombra de los cardos, aquí, donde los límites se diluyen pintados de desmesura.

Mudo le dejaré caer, para recoger sus pedazos, como cuentas de vidrio. Adornando con ellos tus caderas de luciérnagas, sepultando el año y sus 365 cuervos, recogeré sus pedazos para no olvidar tu risa de niña.

Cuando desnuda te encuentre, entre los silentes pastizales, besaré tus tobillos marchitos, abrigaré tus piernas, y dibujaré en ellos la nueva estrella que nace, para que esta vez, nunca más me olvides.

lunes, diciembre 06, 2010

Charco

Foto: Mauro

Se que algo dejé a medio escribir entre las olas del buque de carga, como un espectro al que el miedo olvidó, o el ritmo de tantos recuerdos colgados antes de hundirse de nuevo en si mismos.

Cuando tu silueta duerme, sólo se me ocurre llenar mis manos con el silencio de los témpanos para escribir, sentir tu frío y olvidar que tu invierno, inexorable, va cubriendo nuestro pasado de huesos.

Cuando el cielo sea un caminar de gaviotas, o el río no hile más tantos sueños esquilmados, tu día será mi noche, y su azul de perros soñados esbozará el reír de los girasoles junto a sus soles paridos.

Cuando tu nombre y el mio no sean más el musitar de un callar antiguo, el tú y el yo recobraran sus sílabas, y tu norte será mi sur para reencontrarnos en medio de cada viejo rumbo perdido.

jueves, noviembre 11, 2010

37

"Una historia que camina de espaldas, mirando a un punto concreto pero alejándose de él, en línea recta a lo desconocido". (R. Bolaño)

domingo, octubre 17, 2010

Domingos

Y qué si los domingos por la noche me ponen triste,
y qué si la tristeza se te cuela por los poros y los labios entreabiertos,
y qué si no quedan objetos que duerman en la playa,
o que si los trigales no fuesen más que sembradíos de cruces tumefactas,
y qué si nunca llegamos a estar en ningún lugar realmente,
como si tus pasos y los míos nacieron destinados a no encontrar su horma,
y qué si no hay nadie que nos espere en ningún sitio,
si todos los cuerpos quedan mudos,
y qué si saltamos de aquí al alba o a las cruces,
si nos mudamos de alfombra o de provincia,
justo al medio de ese vacío con que solemos llenar la espera,
y qué si no esperamos porque ya no quedan plumas ni agua,
y qué si noches nada más o si un sillón azul solo en una esquina,
y qué si no hay mi vida, cielo, cariño, amor, te amo,
y qué si aquella puerta azul, que derruida murió en febrero,
ya no se abre más al pasado o al jardín en que solíamos besarnos antes que las caricias transmutaran en grietas,
y qué si caemos inconscientes en la puerta donde pensábamos nacer,
pues nadie fue capaz de pronunciar los nombres que el cielo nos tenía destinados,
y qué si ya no me amas como alguna vez lo hiciste, y tan solo te callas el desgarro que separa nuestras vidas para adornarlo de lirios marchitados,
y qué si hasta tus lágrimas ya no saben a sal cuando se vierten borrando la tinta con la que escribías poemas,
y qué si el aire me obliga a respirar,
o si yo mismo no soy más,
ni yo,
y ya no miras por mis ojos,
ni yo te ilumino.
Dejaré de buscarte, ya no,
rendirse al destino que arrastran las olas nunca fue lo tuyo ni lo mio,
pero y qué,
y que si ya no,
y que si ya no más,
nunca más,
nunca más.


A cuatro manos, gracias a una mujer que escribe con el desgarro de un silencio y vive con la alegría de un sur en primavera.

lunes, septiembre 20, 2010

Independencia

Me declaro independiente a
banderas,
escarapelas,
centros de madres,
clubes de leones y rayuela,
casinos sociales de carabineros,
el comité central y las cooperativas,
empleados y hospitales públicos,
notarios,
curas,
municipalidades, concejales y alcaldes,
profesoras de historia,
partidos políticos,
timbres y estampillas,
uniformes,
desfiles militares,
alocuciones patrióticas,
bandas de guerra,
bailes, cenas y ceremonias oficiales.

En
la sal,
las olas,
el horizonte,
las gaviotas,
la felicidad inocente,
la humanidad de la noche,
el zumbar de las avejas,
el silencio de un bosque,
tus caderas entre mis manos,
el amarillo de los girasoles,
el vibrar de tu sonrisa,
las montañas,
la luz negra,
tus turgencias,
muslos y cabello rojinegro,
las volutas contra los neones,
las servilletas rayadas,
los vasos angulados,
el calor de la arena,
el frío de tus glúteos,
un beso en tu espalda,
las letras,
peliculas.

Pero por sobre todo, en tu cuello entre mis manos,
me declaro libre y feliz.

jueves, septiembre 16, 2010

Relecturas

Conocí al tipo más triste del mundo. Su sombra lo seguía lenta, incansablemente, alcanzándolo sólo para dejarlo ir un instante y alcanzarlo nuevamente, siempre aletargada por la melancolía y la nostalgia, mientras él se dedicaba a vagar junto a la orilla solo.

Mientras lo observaba, advertí de pronto que el presente había dejado de ser mi tiempo y que la memoria me trasladaba a otro sitio atascado en el pasado, enraizando un dejo de tristeza en la boca o la garganta, pues el ya pasó se deposita como un sarro que nos despierta la conciencia de ser finitos.

Entonces, me negué a ver pasar el tiempo trotando a mi lado, sentí el deseo de caminar, olvidando en el muelle al tipo ligado a su sombra. Y por la calle de tierra eché a volar mi imaginación invocando futuro, al tiempo que pasaron caballos, perros, colibríes y dejé atrás floripondios, justo a la hora en que el último resto de sol se alojaba en mi retina y el viento empezaba, una vez más, a desbocarse sobre mi nuevo pueblo.

...

El hombre más feliz del mundo despertó temprano esa mañana. Se sentó en la cama y sintió el frío del suelo de madera que se impregnaba en sus pies. A su espalda sintió el cuerpo tibio de su mujer y enfrente adivinó la aurora tras las cortinas.

Después de seis segundos se puso de pie, y descalzo se dirigió hacia la ventana para divisar el mar tiñéndose de azul bajo un cielo arrebolado. Caminó hacia su derecha, intentando que el suelo no crujiera bajo sus pies, abrió el grifo del agua y mojó su cara y nuca. A los diez segundos fue a la cocina, llenó de agua la tetera y comenzó a calentarla para tomar un té.

Yendo hacia la puerta miró el dormir de su mujer y disfrutó de la belleza de su actitud de abandono, un fugaz recuerdo de aquel total renuncio con que ella culminaba cada noche de caricias. Al abrir la puerta se cruzó de improviso el gato amarillo de la hija que sentía como propia, la misma niña que todos los días corría a abrazarlo cada vez que volvía de la pesca. Sin ya saber más sobre segundos, se detuvo en el marco para mirar el patio, respirar y oír las ranas en el estero a lo lejos. Relajado, se sentó en la pequeña escala que daba al columpio, y contempló la higuera que lo sostenía. Enfrente volaron tres fardelas, dormitaban los botes y se adivinaba el gemir de los cipreses junto a las olas. Se liberó entonces de un antiguo pesar que ahogaba su pecho, y pudo darse cuenta que nadie, nadie podía ser más feliz que él en todo el mundo.

domingo, agosto 15, 2010

Destino

Usted vendrá,
pues pareciera que sus dedos se llevan bien con los míos,
como si supieran que el refugio que les corresponde
tiene el frío de sus muslos y la textura de su piel tras de sus rodillas.

De seguro usted se desembrollará de sí,
sin esperar dos sorbos de preámbulo
percibiré la helada curva de su cuerpo,
sincronizando el latido de su sien con el fragor de mi diástole y sístole.

Invocaremos las alegrías y duelos, para que caigan sus nombres sobre nosotros,
callaremos todo lo que no se conjugue entre usted y yo,
y un cobertor de luces iluminará su cara
cuando me diga que su hijo crece.

A eso de un trago y algo, un silencio comenzará a llevarla a otra parte,
apóyese en mi pecho entonces que yo acariciaré su mano,
quizás no cueste nada retenerla así, perfecta,
sintiendo que la sinceridad quema como un último cigarro,
antes de atravesar el umbral que nos pierda, como siempre, en el olvido.

domingo, agosto 01, 2010

Declaro

Foto: Mauro

Cuando vuelva,

Como la lluvia, el relámpago y la recurrencia de las sirenas en el puerto.
Empapado de niebla a buscar el vacío de tus caderas entre mis brazos.

Cuando llegue,

Cargado de vendaval para erizar tu piel deshojando tus claveles en el remolino de tu pelo.
A mecer tus piernas en la enésima réplica, o a extrañar tu boca entre las ruinas de cada adobe caído.

Cuando vuelva,

Serás tierna, clamor y náufraga.
Caeré en tu espalda para espantar tu soledad más fiera, o callaré para siempre sepultando un clamor, ahogando cada grieta como un sueño perdido.

jueves, julio 22, 2010

Alerta de Tsunami

Estaba en el Lider de Valparaíso ahí en Bellavista dudando entre latas de atún y tallarines integrales Carozzi cuando una señora o yo mismo dije (o me di cuenta) está temblando y como que me hice el huevón viendo que la cosa seguía como si mi indiferencia fuera a engañarlo y detenerlo (al sismo) y las señoras ya corrían un poco y dejaban los carros llenos de vituallas al garete y los letreros de las cajas se balanceaban y un deslenguado alharaco vaticinaba es fuerte y de repente una gaseosa infame una botella de litro de Coca Cola Zero tonc me cae en la cabeza y el movimiento telúrico cesa medio caramboleado aún pago mis tallarines integrales dejo una propina insólita y salgo de inmediato saco el celular y te estoy mandando un mensaje de texto cuando vuelve a mecerse la avenida Bellavista y vuelven a mecerse los cables y balancearse los letreros y el sollozante pánico en la cara de una niña empezando a correr a mi lado y el color gris oscuro del cielo y saliendo más o menos del Riquet una marea vociferante me agarra de un ala mientras les digo que no es para tanto quien les dijo que era maremoto al mismo tiempo que corro igual o más que ellos cerro arriba con la lengua hasta las rodillas y el corazón saliéndome por la boca trato de no derramar mi vaso de jugo de naranja recién comprado después del primer remezón no más y un bombero trata de deternernos a mitad del cerro con el argumento que con temblores tan suaves no hay tsunami además en esos mismos momentos en el Congreo allá abajo la presidenta Bachelet le pasa la cinta presidencial al nuevo tipo y que si hubiera tsunami se los llevarían en helicóptero juntos con el príncipe de Asturias que mide como dos metros y Alan García que es bien alto también y el resto de los mandatarios invitados al cambio de mando siguen todos allá abajo en el plano a merced del hipotético tsunami y todo esto lo sabemos porque una señora de las nuestras entra en un depto de la subida donde corrobora que la presidenta y los demás siguen donde dice el bombero que siguen y nos lo comunica y lo encontramos razonable pero mucho más razonable nos parece salvaguardar nuestras tenues dulces vidas y además miren el condoro en el terremoto de 8,8 que se mandaron así es que recibimos la información con profundo escepticismo y sobre todo pensando que "uno nunca sabe" como decía Tribilín seguimos subiendo con nuestras bolsas de supermercado además que Juan Segura vivió muchos años y más vale pájaro en mano que cien volando y subimos y subimos y subimos. 2) Bueno, y ya estamos arriba casi en la puntita del cerro Yungay todos y todas sentados y sentadas en las cunetas y en las escaleritas laterales comentando experiencias de terremotos y maremotos pretéritos nacionales y haciendo predicciones y conjeturas mirando allá abajo en el puerto a los remolones remolcadores de a poco sacando uno a uno los grises cruceros de la Armada y después a los cargueros hasta no dejar ni uno solo en el mero puerto y pasan helicópteros y no se puede bajar hasta tres horas después lo hacemos lenta y desparramadamente una nariz pompeyana quedó en la guatita de mi Lumix Panasonic más una típica morena chilena de jeans celestes muy abrazada a su pololo y la panadería Guria está cerrada y las demás panaderías están casi todas cerradas excepto en las que compro mis hallulitas y no hay casi micros pero ahora voy en mi butaca mirando el mar por la ventana y rezando para que el susodicho malulo no nos salga con el domingo siete de un maremoto atrasado y nos convierta a todos en peces de una pecera portátil sobre ruedas de caucho negro.
Claudio Bertoni

domingo, julio 04, 2010

Chequen

Foto: Mauro

La madera en gris depositada en ejes y torneadas maderas. Recipientes de horas y años perdidos, instantes quemados por el fuego de los claveles bordando cada tumba.

Asperezas.

Cada paso entre fardos y carretas.
Greda, trigo, vino y cuero.
Vivir, y morir un poco.

viernes, junio 18, 2010

Saramago

Cuando alguno se pregunta porque escribir, o porque pintar, la respuesta suele ser difusa. No hay razón concreta y exacta para la interrogante. Puede haber una marcha de motivos que pasan por terapia, impulso, o simple gozo.

Hoy que murió Saramago, recuerdo que tengo un libro que el autografió para mí, pues alguien tuvo la gentileza de pedirle dicho gesto y hacerme llegar ese obsequio.

Hoy que murió Saramago, entre esas innumerables razones por la cual un ser humano escribe, pienso que siempre subyace el deseo inconciente o conciente de trascendencia, la nobleza de decir que por este mundo pasamos y ese tránsito no fue en vano, pues intentamos dejar una huella, algún hijo, árbol, libro o poema, incluso una firma en la página de un escritorio anónimo para quizá algún día ser recordados.

"El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso
haciendonos mofas y sacandonos la lengua, pero hay ocasiones en que
ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la caja,
y si ve que, por accidente, estamos procediendo segun lo que es justo
y honesto, asiente aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando
que todavia no somos un caso perdido."

domingo, junio 13, 2010

Espero

Espero no llores cuando desate sus amarras la tormenta y su vértigo,
cuando el temporal se cierna sin ojo que lo gobierne.
Espero no llores cuando los pájaros se azoten contras los muros
y las gaviotas griten al no poder evitar las autopistas.

Espero sonrías cuando la lluvia sea el cielo oyendo nuestra súplica,
cuando mojado, tu cuerpo aguarde parido de humedad.
Espero sonrías después de haber llorado,
después de hacerte agua y haber saboreado la sal en otra piel y en tus mejillas.

domingo, mayo 30, 2010

Otoño

Foto: 231m

Llueve, y la ciudad es el crepitar de una hoguera sumergida entre grillos. Como si el día se rasgara en el trance de un sueño sonámbulo.

El cielo cede a la tierra, nosotros cedemos a él.
El mar es un remolino de malezas azules, la tierra calla penitente.

La mañana cae bajo el velo que la cubre. Como si el tiempo se hubiese marchado, y una figura muda ahogara sus lágrimas.

domingo, mayo 02, 2010

Pájaros

Yo, que soy un amasijo de ideas concebidas en el viente de tu ser, al ritmo de mis palabras penetrando tu cuerpo.

Tú, que eres la mujer que crece al amparo de la esquina vedada, la niña envuelta en un racimo de sueños.

Dejemos olvidado ese tiempo de pájaros y silencios insepultos.
Frente al mar cerremos la puerta de la que nada es posible rescatar.
Volemos al sur, donde no llegue tu nombre, dejemos el norte donde tus letras se quiebran como cántaros.

domingo, abril 18, 2010

Velero


La horfandad de un príncipe destronado por el acero, el diésel y el estruendo mecánico de la producción en masa. Recta y curva acopladas por el vaivén del dedo de Dios balanceando su eje.
Bisagra entre mar y cielo, las bozas que caen de las cornamusas y las banderas volando desde foques y cangrejas. El sueño que el zarpar desata y el deseo libérrimo que la quilla siembra y el viento abate.

Maga

No había más que mirarte para saber que tras tus ojos se escondía la soledad de un viejo hotel y el silencio de una mujer en un cuadro de Hopper. Tu pecho, suave amarillo, tu mano, buscando alcanzar el centro de toda la tierra. Un Gitanes consumido en el cenicero, un libro de feria de segunda mano, tus piernas torneadas de rojo bajo la mesa, y tu mirada, el lazo perdido que intentaba atrapar el mundo que no puede ser atrapado.

jueves, abril 08, 2010

Amarillo


Te quiero como aman los gatos
o el tiempo,
con ese largo ir y venir que no obedece razones.

Como los girasoles de Chequén,
o el silencio que precede,
la noche,
los muelles
y el deambular de las gaviotas.

A ti no te quiero en azul,
sino en verde y amarillo,
bordeando tu talle,
rutilando entre tu cuerpo y risa perdida.

A ti, que te quiero y no te quiero,
si finalmente te marchas,
no volveremos a querernos
junto a películas mudas,
y buscarás en otro versos que te salven.

Nos dejaremos entre las lomas,
en un buque sembrado en el trigal,
esbozando una ironía en tiza,
abriendo un surco para enterrarnos en el mar,
diciéndonos adiós cuando nos meza la tierra.

A ti, la verdad,
no dejaré de quererte,
tan sólo nos despediremos,
cuando nuestro antiguo sueño no sea más que el escombro
donde se aferra la tierra.

lunes, marzo 22, 2010

Juan Fernandez


Es aquí donde bajaste al pozo,
con soledad de insomnio,
donde se inundan los sueños,
paridos en el fango,
tejidos entre botes sin dueño.

En tu retina,
la higuera,
tu casa,
el cielo arrebolado
y el pueblo en amarillo.
Una cuna de centellas
entre coronas de púas retorcidas.

Es aquí donde el pozo sube a tí,
con borboteo de panal sumergido,
donde callas tus canciones,
y olvidas tu nombre,
ahogando en el barro, tus segundos de luciérnaga.


Alma Berta Gómez Olmos
Luis Amador López Camacho
Paula Andrea Ayerdi Retamales
Elsa Silvia Saavedra Saavedra
María Angélica Erices Oñates
Víctor Manuel Contreras Bravo
María Ines Herrera Guerrero
Juan Roberto Palma Azocar
Isabel del Carmen Araya Pino
Luis Alberto Petersen Herrera
Maite Arredondo Recabarren
Matías Antonio Brito Schiller
Dora Camacho Rojas

domingo, marzo 14, 2010

Réplica

Foto: Mauro

Sostener el pasado desgajado del cielo y hundido hacia el centro de la tierra.
Vestirte en el dintel del mismo azul que refulgió cuando amarnos era mirarnos sin dudar el uno al otro.

Eso,

La extravagancia de estar al no estar contigo,
el suspiro de un corazón bajo los escombros,
la agonía de nuestra morada alzada,
sostenida aún bajo el peso del mundo.

lunes, marzo 01, 2010

27/02/2010

Foto: Dan Varsovick

miércoles, febrero 24, 2010

Bosque

Foto: Californio puro

No quiero ser oveja apacentada,
aquella que mira los ojos vacíos de sus compañeras degolladas
mientras susurra el cantar de todos los muertos de esta tierra.

No quiero ser rebaño,
indistinguible parte de un todo que espera ver la tierra abrirse
o caminar entre las aguas,
rogando la victoria de los justos mientras los parásitos liban junto al camino.

No quiero seguir envejeciendo
para descubrir un día que no hubo nadie más que tú
para volar por sobre todas las cosas
y no olvidar ese pestañeo llamado alegría.

Hoy no quiero ignorar que es mejor encumbrarse en cada ola
y beberse el tiempo antes que nos cubra y ahogue.

Hoy es mejor abrir la casa inundada de lluvia,
aunque la madera se hunda bajo el peso del tiempo,
sólo para confrontar el bosque mudo dibujado en las paredes
y el olor de la memoria enroscado entre la hiedra.

Hoy da igual que todo se desprenda lento,
como volver a desconocerse,
como si el mar se poblara,
o un ebrio traspasara una calle de perros.

Se silencia así la lluvia tendiendo el sol su primavera,
en el cielo se abre un postigo,
se siembra la estrella sobre la tumba.

Entonces sabes que la casa puede caer sepulta,
vestida de huesos,
velada por risas,
ahogada al fin su pena en el charco de la felicidad.

domingo, febrero 14, 2010

Blanco

Estamos y somos de aquí,
de esta avenida que trae y nunca lleva,
de la ciudad vestida de harapos,
entre el estrépito de la noche que cae,
el centelleo eléctrico,
y el gramaje tendido de nuestro silencio.

Así te encuentro,
con una sonrisa llagada
y un manto de luces tan raído como una espera.

La noche deriva como la brisa entre gaviotas,
el rumor de cuatro pasos
se confunde entre el zumbido del mar invisible.
Pronto la mañana empieza a deshojarse al viento,
y somos una vez más dos extraños,
dos presencias mudas en esta avenida que trae y nunca lleva.

sábado, enero 23, 2010

Geométrica

El sentimiento de pertenencia a un grupo, lugar o persona pudiera ser descrito como un lazo de melancolía. Un eterno loop dentro del cual nos movemos atrapados, alejándonos en ciertas etapas, pero volviendo siempre en algún momento a pasar por el mismo punto. Ese hito que volvemos a divisar una y otra vez en la vida, es seleccionado por la memoria entre los afectos o desafectos para permanecer inamovible, y a duras penas es desgastado por la brisa del tiempo.

El lazo tiene un radio variable, que se expande o contrae periódicamente, para volver más o menos recurrentemente a visitar el mismo punto, y dentro de él conviven imágenes o realidades concéntricas como amistades, amores, barrios, ciudades, naciones o patrias. Es en esa variacion de la distancia respecto a su eje la que genera aceleraciones o desaceleraciones bruscas en la velocidad por la cual circulamos en su interior. Podemos acercarnos pausadamente a un hito para luego vernos obligados a alejarnos con urgencia de ahí.

Es esta curva dentro del cual nuestra vida se dobla sobre sí misma una y otra vez, la que nos lleva a pasar por la estación de la solidaridad con quienes nos reconocemos en uno de los planos concéntricos, la que nos transporta para conmovernos una y otra vez con la desgracia ajena, pues ya hemos habitado esa república en otro momento, y aquella que nos hace reencontranos invariablemente con todo aquello que hemos vivido, o lo que lo mismo decir, volver a toparnos con lo que hace que seamos nosotros mismos en una inesperada curva del camino.

jueves, enero 14, 2010

Soledad

Ilustración: Jimmy Scott

viernes, enero 01, 2010

Manifiesto 10

Foto: Mauro

Es tan sólo despertar sin tener que sentir en la espalda el peso de tanto comienzo. Sin que los dedos acaricien el borde del que bebes lento, sin erizar cada segundo, ni devorar a dentelladas la nueva mañana.

Es tan sólo el comulgar del aleteo de los pájaros con el trinar de la brisa, el crujir de unos cabellos, la caricia entre dos manos. El descanso borrando conciencias genuflectas y realidades complacientes.

Es el día después.

Cuanto árbol incendiado agoniza derribado.
Cuanto cielo inventado por nuestra fantasía y vejado por nuestra realidad.

Pero es el día después.

Como si cada duelo pudiese terminar.
Como si el mundo nos perdonara,
abriéramos los ojos,
nos diéramos cuenta de que somos felices,
y aún podemos serlo para siempre.