miércoles, agosto 13, 2008

Insomnio, manifiesto y despedida

Foto: Sakura

1. Insomnio.

04:00 hrs. El cielo falso sobre mi casa apenas se distingue entre la oscuridad que aún no comienza a irse. Nadie diría que en un instante amanecerá un nuevo día, uno irrepetible. La lluvia golpea el techo, rasguña incesante, crepitando su mensaje oculto, sin letras, sin vocalizar ni escribir.

No puedo dormir ni soñar, sólo recordar que muchas veces sueño.
No vivimos de sueños, pero vivimos por ellos.

2. Manifiesto.

A veces sueño que tus palabras y las mías se entrecruzan,
sin más,
lanzadas al aire, escritas en hojas otoñales.
Poesía que no nace, océano que no rompe.
Signos azules garabateados en libretas anilladas de papel roneo,
pegoteadas como el caminar del condenado.

A veces sueño que nuestro hablar se diluye en una diáspora ebria,
fuegos fatuos sobre la tierra agreste y el negro océano.
Una mancha de sangre en cada fonema,
rojo de vida, henchido de carne.

Entonces el metal de nuestra voz tiene sólo una patria,
el monte y las islas, la noche tránsfuga, los bares junto al mar,
el calmo recodo perdido entre los pliegues del mundo.

A veces despierto, y entonces nuestras voces callan,
inútiles, absurdas,
tragadas por el murmullo blanco.
Se apaga entonces todo en recuerdos póstumos,
el océano en llamas se extingue,
y la ciudad nos devora en su pléyade de prisas
y obsesiones plásticas.

A veces despierto, y prefiero seguir soñando.
A veces tengo realidades, y quiero tener promesas.

3. Despedida.

Hoy, jornada y círculo con lluvia de madrugada, todo se conjuga construyendo la antesala al lanzamiento, al acto ciego de impulsarse sin más ni menos después de repetir el mantra, el que susurra que la vida está en este instante, el que se acaba cuando cuando el agua araña machacando las rocas, y la luz se posa sobre la arena deshecha y las gaviotas entumecidas.

Ahora prefiero el espacio abierto que unge la tierra, el mar libérrimo, desatado de nuestra incapacidad de darnos cuenta que somos felices aquí y ahora.

Ahora prefiero el frío agosto previo a la primavera, el silencio mas allá de la capa líquida que llega a morir a nuestros pies.

Acá, pisando el reflejo húmedo que dejan las olas para caminar entre las nubes, ya no hay mucho más que decir. Sólo lanzarse a correr, cerrando un gran paréntesis o abriendo un pequeño intervalo de duración incierta.

"Persiguiendo un sueño innombrable, inclasificable,
el sueño de nuestra juventud.
Es decir, el sueño más valiente de todos nuestros sueños
"
(R. Bolaño)

Me despido amigos, vacaciones de tiempo indefinido, un hasta pronto probablemente. Los seguiré leyendo, gracias a todos por hacer patria dejando su huella y parte de sí en esta pequeña esquina del mundo.