Pero es verdad, hoy ambos murieron, y lo pavoroso es que no nos quedan recuerdos de ellos, sino tan sólo sus personajes, y esas imágenes de guionistas, de tardes aburridas con unas chicas pegadas a un intercomunicador dispuestas a recibir misiones policiacas, son ahora aún más viejas de lo que siempre fueron.
Lo más intrigante no parece ser que un día la muerte nos bese con su escalofrío amarillo, sino en lo impredecible del cuando eso llegue a suceder y en lo inescrutable que resulta saber que es lo que alguien recordará de nosotros.
La vida, un segundo.
Parafraseando a Humberto Cardenal
Señor, recibe a quienes se presentan ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
solos como un astronauta frente a la noche espacial.
Sólo Tú conoces sus verdaderos nombres.