sábado, diciembre 20, 2008

Temblores


La tierra tiembla este fin de año, habla interrumpidamente, pero se hace notar con movimientos intensos, de corta duración. A ratos eso no le basta, así que ocasionalmente se acompaña de un zumbido sordo que se desplaza desde su centro hasta aquel que concentra todos nuestros temores.

En verdad, no es novedad que la tierra se remezca en diciembre, al menos no literalmente, pues es el mes que elegimos para cerrar el año, completar un ciclo en donde la luz alcanza su victoria el 21 en el solsticio, celebrar la esperanza el 25 y recibir una nueva oportunidad el 31.

Se seguirá moviendo la tierra, no hay duda alguna, así que sólo queda abandonarse al destino, ya que la conciencia de la inutilidad final del esfuerzo humano puede ser lo que realmente nos remece en diciembre. Nos hace tambalear el saber que al completar el giro nada somos una vez más, y que sólo la felicidad dada y recibida, el valor de lo simple y lo cotidiano, es lo que nos regala un poco de luz, para hallar sentido a la vida, y darnos cuenta de lo felices que realmente somos.

jueves, diciembre 18, 2008

Puerto

Foto: Rubén de Almeyda

Tan sólo caricias incompletas, apetitos ávidos de segundos que fluyen sin ser devorados podrían crecer en este puerto herido.

Caminos álgidos, y besos tenues, pabilos consumidos al ritmo de las olas que llevan sin traer.

No crecen prados en esta ciudad soñada y bebida al ritmo de la tragedia del amor inconcluso y el cariño arrendado.

La ternura en diáspora y la caricia célibe han sido expulsadas de los barrios turgentes de noche,
de maquillajes y deseos hechos a medida,
de amores caídos como aguaceros, que van y vienen en la marea del tiempo.

Soñados como el mar somos,
soñados en la penumbra,
entre la fragancia de una piel que no es tuya,
en ojos que duermen atravesados de almas canalizadas por el pulso de calles moribundas y el gritar mágico de caricias hechas lágrima.

Fumo tu compañía como quien dibuja y soterra la noche,
acaricio tus ojos como quien clama al cielo sin pronunciar palabra.

Un pastor mudo ante un pastizal teñido de ovejas degolladas.

Me callo y enhebro palabras, recordando tu piel de escarcha,
lacerando aceras grises, quemando tu memoria de estrella grácil.

Una oveja negra despreciando compañeras apacentadas de resignación.

Inerme y silente ante la noche.
Inerme y tránsfugo en tu fábulo cariño.
Inerme y devastando tus labios de marítima nieve.

jueves, diciembre 04, 2008

Adiós

Foto: Loomings

Nosotros,
pasajeros en trance.
Díscolos transgresores de la gris existencia.
Sueños de Dios en perpetuo movimiento.

Nosotros,
habitantes de la noche estrellada y los mares invisibles.
Acompañantes de la bruma,
aceras, cigarros incompletos y música de neón.

Esperaremos el crepitar de las olas cuando nos sepulten bajo la hierba taciturna,
la llaga del frío mar que nos arranque del reposo enmohecido.

Nos rebelaremos al abrazo de la tierra soleada,
quebrando el espejo líquido en el mar que rompe.

Nosotros,
huiremos de la sábana verde que nos convierta en recuerdo,
para ir al mar,
para encontrarnos donde todos marchan,
para estar felices,
para estar vivos nuevamente.

"Abrid Esta Tumba,
Al Fondo de la Tumba Veréis el Mar"