jueves, noviembre 11, 2021

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Aquel girasol que de seguro tendrías en tu mano.

Esa sonrisa con la que el día irrumpiría tras alguna carrera apresurada.

El maitén, el quebracho y el mayu entre los que te pierdes y encuentras.

La rebeldía de tu pelo 

La paciencia de tu viejo perro intentando seguirte y cuidarte.

Las piedras de colores, los paseos y todas las historias que te contaría para entretenerte.

La felicidad de tu madre.

 

Me regalo todo aquello.

Aunque prefiero tu risa, y principalmente, tu paz, tu valor y tu silencio.


lunes, enero 11, 2021

Rabia

 

Me pregunto como se supera la rabia.

Esa que frustra y enerva,

borrando matices.

La del todo o nada.

Esa rabia contra el mundo,

contra Dios por existir y ser sordo,

contra Dios por no existir,

esa hoguera amarilla en las visceras

reducidas a fuego lento,

en un caldo de frustración,

por lo que es,

que no es lo que quisiéramos fuese

 

Que la negación,

Que la ira,

Que la negociación,

Que la depresión,

Que todas juntas de una vez y por todas.


Me pregunto como largar sin herir,

sin romper ese lazo,

invisible que hemos tejido,

con años, y mas risas

de las que podemos ahora recordar,

(tiempo y dolor que todo borran)

en estos días iguales,

con idénticas tardes de agobio,

cuando nadie llama,

que no sea por un trámite,

para tratarte como oficina o call center,

llenarte de suspiros ajenos,

o de la superficialidad del clima y del precio de frutas y verduras.


Me pregunto como dejar la evasión,

para permitirse sentir,

olvidar los computadores,

los horarios de 9 a 9,

el trabajo que no para,

para escuchar de una vez que todo, todo está mal,

y que podridos estamos, 

pues esta rabia nos horada,

como la broma al navío,

y que tal vez necesitamos ladrarnos,

culparnos,

para recobrar la lógica,

explicar lo inexplicable,

y volver a ser (sentir) aquello que es fácil pensar que nunca fuimos.

 

Felices.