lunes, noviembre 30, 2009

Leviatán

El calor agobia y la cura está entre las imágenes de ti junto al recuerdo del Pacífico que lleva y trae el manifiesto.

Arrojarse a las aguas para no enterrar el destino.
Tener entre los dedos el pulso azul de nuestra vida.

Todo sea por acallar la recurrencia y el sopor que adormece y aletarga. Ser náufragos, hollar la huella que nunca ha existido.

Quizás algún día estaremos cansados de rolar
y sentiremos la mirada de los navíos muertos
junto a un estampido de fardelas pardas .

Allí inundaremos nuestros pechos,
y entonces, simplemente entonces,
construiremos nuestra cruz y descansaremos para siempre.

"Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondria me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustituto de la pistola y la bala."
(H. Melville)

miércoles, noviembre 25, 2009

Polanco

Foto: Mauro

Pensábamos que bastaría nuestro rincón encaramado en el cielo para que todo fuera como siempre lo deseamos, tal cual jurábamos el destino lo tenía predestinado para nosotros.

Y valientes, en esta esquina pintamos de negro un trozo de cielo, enarbolando nuestra desequilibrada república, sin importarnos en lo más minimo que se apoyara en el canto del mundo.

Hoy el tiempo todo ha derruido, desatando una y otra vez los nudos del cielo. Las gaviotas han llegado a desangrar su vientres de lluvia,y las escaleras de este puerto se han teñido de recurrente espanto.

Hoy que sólo quedan los ecos de lo que fuimos, sigue en pie nuestro ácrata refugio.

Y entre los marcos busco las manos con que plantaste las hortensias, la casa se vuelve hermosa cuando la miras-imaginaria, y nuestro pedazo de cielo sigue resistiendo en esa esquina lacerada.

miércoles, noviembre 11, 2009

36

Foto: Mauro

Regalos.

Ese apurado paso que parece arrastrar la ciudad contigo, tu quedarse y no quedarse, el como saboreas la sal para extraerle lo sagrado que el mar y las lágrimas pusieron en ella, el disfrutar una taza de café caliente mientras tus mejillas frías se asoman tras tu bufanda, el amor que demuestras por los palíndromos, las palabras extrañas y por el crujir de la aguja en el surco de un disco girando en la vitrola, tu gusto por acariciar las hojas de un libro con la excusa de leerlo, el desaprensivo tarareo con que repasas las canciones de Los Angeles Negros, la ternura que siempre mostraste por ese futuro hijo que nunca será nuestro, la inquietud que te llena pensando como construir un árbol o contar un cuento, ese brillo ebrio que aparece en tus ojos y en tu sonrisa descarada mientras te dejas llevar por la música, la alegría que te causa el congelar el tiempo en una imagen y caminar junto a las olas, el recuerdo de tu felicidad al encontrarnos aquí y allá, y por sobre todo, por ese disperso y firme entramado que forman tus palabras cuando te aburres de este mundo, te declaras independiente y emprendes vuelo dejándome atado a tu nombre.

Los recuerdos y sueños que nunca se irán,
lo que fue y aún no ha sido.
El camino sigue,
y mañana, mañana siempre es mejor.

lunes, noviembre 02, 2009

Tinerfeña

Foto: Mauro

Cuando despiertes, haré que la luna se quede enlazada a tus rizos, bordada a tus muslos calatos, posada a tu sueño en cada surco de desasosiego.

Sembraré de caricias tu cuello, haciendo crecer una estrella en tus entrañas, despertando una bandada de pájaros negros sobre el hirsuto trigal de tu cabello.

Cuando despiertes sabremos que seguiremos juntos, y no volveremos a caer como nombres sin dueños en la tierra baldía.

No me importará sentir que todo este sueño ha sido en vano, ni que la vigilia te arranca de mí.

Cuando despiertes invocaré tu abandono entre mis manos y soñaremos juntos de nuevo, indiferentes y felices ante el mundo que se acaba.