Cierto.
Hay un espacio en la mesa,
ocupado por el recuerdo de tí.
Un vacío donde no deja de llover,
que dejaste al partir.
Pero hoy es Navidad
(incluso en 2020)
y mentir sería decir
que la tristeza no tiene orillas.
Gracias por tus regalos,
por tu valor al abrir esa puerta.
Gracias por tu compañía de 37 semanas
y por atarnos a tu fuerza de siglos.