sábado, octubre 28, 2006

Primero


Foto: Francisco Máximo

Hoy es primero, es uno de noviembre, y es la fecha elegida por muchos para recordar a sus muertos. Y esa frase, cuando te la dicen, tiene algo de dureza y de revelación: "Todos tus muertos".

Es que suena como si los acumularas a cada paso, indica que te pertenecen, que dejan el mundo tangible para empezar a formar parte del mundo intangible de los vivos, su recuerdo. Siempre, de algún modo u otro, con nosotros, y es que vivir es morir un poco, es arrancar de tí un pedazo de tiempo, consumiéndolo, dándote la oportunidad de degustarlo a tus anchas en un ejercicio llamado libertad.

Mientras escribo, recuerdo nuevamente la imagen de una mujer en el funeral de un poeta en septiembre de 1973, mientras declamaba: no estás muerto, sólo estás dormido. Es que la muerte llama a la rebelión, al incendio; es verdad, pero es mentira, el mundo se detuvo, pero a tu pesar sigue girando.

Y esa contradicción se te anida en el estómago, en las vísceras, y te hace sentir la vida de otro modo. Entonces, una vez que cesa el chorro de agua gélida que cae sobre tí, simplemente guardas a todos tus muertos en tu pecho, y dices: viviremos y derrotaremos a todos los que quisieran otra cosa.

Y habrá un cielo de mar azul donde descansen tus ojos ensimismados,
entumecidos, vertidos de ausencia.

Se acunará cada recuerdo en el vórtice insondable de
una palabra,
de cada susurro que traiga tu espera indolente.

Tranquilo, acurrucado, arropado de eternidad,
el mar borrará lento tus pasos labrados en la fugacidad de la existencia.

Y llegarás entonces,
convertido en cada soplo,
en alguna palabra lanzada al día a día,
en la probable sonrisa que ilumine alguna conversación aderezada de recuerdos.

Y así estarás presente,
convertido en cada átomo de tiempo ausente,
verbalizado en el devenir de alguna ardiente espera.

A los amigos que se fueron y esperan en el mar

miércoles, octubre 25, 2006

Sin comentarios



Me quedé sin palabras.

Y no poder decir nada de lo que uno quisiera decir es algo insólito y absolutamente contradictorio. Es tener toda la voluntad para saltar más lejos, teniendo al mismo tiempo toda la incapacidad del mundo para seguir. Es congelarse, estar inmóvil e incoherente en el lugar de partida, atrapado en un autismo a sol y sombra. Es rogar por la paz mientras se mata por ella.

Querer expresarse y no tener cómo parece contradictorio, una broma curiosa del siempre burlón destino. Si quieres, puedes. Es decir a todos y a ti mismo que quieres cambiar, pero continuar haciendo exactamente lo mismo que haces todos los días.

1. De la casa al trabajo
2. De trabajo a la casa
3. Vuelva al paso N°1

Se parece a no gustarle a quien te gusta con cada átomo y cada tripa de tí. Hace que te preguntes sobre causa y efecto, si acaso nada es casualidad y todo causalidad. En una de esas, si tu le gustaras, a tí no te interesaría. Así, tu interés por llegar a ella radicaría entonces en el desinterés que demuestra, en la incapacidad de lograrlo.

Lo mismo escribir, el deseo por hacerlo es directamente proporcional al desagrado que muestran las palabras por brotar de tí. O sea, exactamente igual a perseguir objetivos actuando para ello de un modo absolutamente contrapuesto en tu día a día.

Quiero escribir, pero no puedo.

Me quedé sin palabras.

domingo, octubre 15, 2006

Volver


¿Porque siempre volvemos?, ¿porque a ratos se hace inevitable regresar de un modo u otro?. Es como si nos rebelásemos conciente o inconcientemente al inevitable paso del tiempo, aquel bus sólo con pasaje de ida que siempre nos lleva a otro sitio, físico, temporal, espiritual, lo que venga.

Es el deseo de una segunda oportunidad quizás. Todo pasa, pero no queremos que así sea, decidimos a cada rato, pero podemos equivocarnos, el tema es que no se nos da la opción de saber si lo pudimos hacer mejor, ello nos fue negado, es imposible, todo ya pasó.

Entonces, volvemos, y lo hacemos creando un imaginario llamado recuerdo, un algo que no es real para nadie más que no seamos nosotros mismos. A veces sin embargo, en muy contadas ocasiones, se repite una coyuntura, un deja vu que sientes ya viviste alguna vez, y entonces, se te da esa rara oportunidad de volver en serio, de estar ahí de nuevo, de vivir el retorno para ver que harás esta vez, si acaso en verdad harás algo distinto o simplemente te vencerá la tentación de la seguridad, o sea el seguir dando los mismos pasos que ya diste una vez.

Almodóvar, con esa magia que da el talento, logra expresarlo mucho mejor en su propio "Volver". Y claro, sólo un alquimista evita que el eterno retorno sea sólo un lugar común, con muchos "de nuevo", traumas repetidos, desilusiones que se reiteran y cariños reencontrados. Lo mismo Penélope Cruz, de otra dimensión, de hecho, sin comentario. ¿Con ella como no querer a volver a intentarlo varias veces?.

Volver, re-volver. Sigo pegado en el Otra vez.

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus palidos reflejos,
hondas horas de dolor.
Y aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo:
"Tuya es su vida, tuyo es su querer!"
Bajo el burlon mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me van volver.

viernes, octubre 13, 2006

Otra vez


Foto: Joao Padua

Hoy llovió a mares.

Y llover a mares no es más que una exageración para describir que el mal tiempo nos azotó sin tener otra razón más que aquella que indica que el invierno no quiere irse. La estación se aletarga, se queda pegada, crispada, como un poder fáctico que reniega porque quiere quedarse como sea, negándose a abandonar esa cuota de poder mísera con que procuraba inmovilizar cada paso a fin de congelar el tiempo, la historia, la vida.

Pero ahí está el muy bandido, en el invierno de sus días se aferra a esa posibilidad, no de influir ni de asustar, sino que simplemente a esa que puede echarte a perder un asomo de primavera aguándote una salida. Sin embargo, no puede detenerse lo que está por venir, nada puede hacerlo, porque es el ciclo natural de las cosas, la rueda de la vida gira, se atasca a veces, pero continúa moviéndose sin cesar de buscar acomodo.

Se irá el invierno, no hay duda alguna. Entonces, un deguello de soles recibirá cada noche, y quemando recuerdos en un cigarro de olvido, tatuaré cada jornada en la textura incierta de una noche de jueves.

sábado, octubre 07, 2006

Katabático

El viento katabático también es llamado orográfico. Se origina cuando una masa de aire, al desplazarse a baja altura, se encuentra de pronto con una brusca elevación, un cerro, una montaña, simplemente con un tope, un algo que interrumpe su camino.

Ese obstáculo inesperado la fuerza a cambiar de rumbo, provocando su elevación si es que resulta imposible de flanquear. Entonces, al intentar alcanzar el cielo, el aire se enfria rápido, pues al contrario de lo sucedido con Icaro, las alturas disminuyen su temperatura, aumentando su densidad, haciéndolo más pesado y provocando que, apenas pase el escollo, simplemente el aire se vaya cuesta abajo con todo.

Y es ahi, cuando en ese descenso violento, provocado por una sorpresa, o por un encuentro casual, todo es caos. Ese antiguo desplazarse seguro, tranquilo, pre-escollo, es sustituído por una carrera que baja arremolinada, en torbellino, que busca, dando manotazos de ahogado y pasos de ciego, recobrar esa antigua cadencia de hamaca.

No es más que el deseo la batería que alimenta de energía ese vibrar telúrico, el cual sólo en apariencia es antojadizo. No hay estrategia, no existe camino trazado, menos señalizado. Sólo existe el fuego conciente que alimenta para ir, en general, hacia abajo en la rodada. Solamente una vez acabado el descenso físico el aire recobra su antiguo ritmo, alcanzando un estado que nunca volverá a ser igual al que fue, pues todo en él se reordenó, es ahí entonces, cuando el viento katabático se extingue para seguir moviéndose, disfrutando simplemente el paseo sin saber, ni preocuparse demasiado por ello, que le deparará más adelante su camino.