viernes, enero 16, 2009

Enero

A esa hora de la mañana tenía todas las ganas de enojarme contigo, pero decidí seguir mirando tus fotos. Lucías radiante, con esa sonrisa tan tuya que parece detener el tiempo para grabarlo en la cámara. Tanta felicidad en esas imágenes y ahora yo tan ajeno a ellas, tan distante de los pedazos de tu vida congelados en formato digital para la posteridad.

Sin decir palabra, rumiando ese sentimiento de incomodidad sin disolver, continué revisando las instantáneas que me refregaban en la cara la fragilidad de lo que alguna vez parecieron fuertes lazos de cariño y complicidad. Click tras click, busqué algún signo, algún un guiño que delatase lo que en el fondo temía: el que hubieras reemplazado nuestra otrora inquebrantable compañía por alguna nueva relación más sólida.

Una tras otra, nada descubrí. Simplemente, tu sucesión de miradas y risas. Entonces, a esa hora de la mañana en que tenía todas las ganas de enojarme contigo, simplemente decidí dejarme llevar por el brillo prófugo de tu alegría, envolverme por el velo de paz que caía entre el lente y tu cara. Así, miré el verano por la ventana, busqué el ritmo cansino y gastado de Chet Baker en "My old flame", me alegré por ti, y todo, todo estuvo bien.

martes, enero 13, 2009

Paralelo

Dicen que nieva en Madrid.
Cae plata el cielo, flotando aéreo, rozando la tierra.

Y acá el sol muerde la piel sin tregua.
La arena quema y ciegan las olas traslúcidas.

Hoy Madrid debe ser blanco, las calles de Barajas se detienen,
se cierra Méndez Alvaro, imperceptible, intrascendente, indiferente.

Hoy sopla el verano montado en la brisa de la tarde,
se abren las calles, vibra la gente, enmudecen soledades.

Camino junto al vendedor de dulces que no habla y los aferra sin querer venderlos.
Recuerdo al "australiano" que vive entre los viajeros de la T2, sin querer o poder salir de ahí.

Paso bajo el sol y el calor de la ciudad,
Pienso en la nieve y el frío de Madrid.

jueves, enero 01, 2009

01/01/09

00:00 hrs.

La energía de la gente se siente en el aire. Los perros huyen despavoridos por el ruido de los fuegos artificiales, el tránsito se detiene. Todo vibra, la playa está repleta y el mar se ilumina de colores mientras todos miran al cielo, el únido lugar en donde se pide un nuevo comienzo. Entre los brindis, risas y abrazos, la noche y la ciudad parecen tomar vida propia. Se celebra con los que están. Se recuerda a quienes no están. Se canta, grita y llora.

03:45 hrs.

El local está repleto, de personas, ruido, de miradas que se entrecruzan de un rincón a otro, formando un tejido de insinuaciones y complicidades. La música no permite hablar, mientras todo se cubre de humo, los garzones corren derramando tragos, y se quema la madrugada en una explosión de ganas de olvidar todo, dejándose llevar por la marea humana que inexorablemente desemboca en la pista de baile.

11:35 hrs.

El primer despertar del nuevo año empieza tarde, con sed y en silencio. No se puede recibir con ruido la resaca. La ciudad, viva en la noche, se dobla en un mutismo de domingo. Sólo el canto de los pájaros y el zumbido fugaz de algún auto quiebran el inicio del 2009. Se recobra poco a poco el ritmo, se piensa en lo que vendrá en el día, se olvida la noche, y todo comienza una vez más.

Feliz año nuevo a todos.