domingo, mayo 18, 2008

Improviso

Foto: Joao Luc

Como la puerta que se abrió cuando llegaste,
súbitamente llueve.

Y manchada de luz,
improviso caía entonces la tarde.
Amarilla, coronada de sarmientos,
vestida de otoñal ocaso.

Hoy, como el ruido que arrulla las olas,
simplemente llueve.

Abierto luce el mar,
herido de aguaceros,
libre, inquieto,
bebiendo el agua que mezcla en él
su prófuga letanía.

Y en el frío de la tarde los días áridos
se despiden como recuerdos mustios.

Es la hora tenue en que sólo el agua restalla,
cuando las palabras son inútiles e imperdonables excusas.
Es la hora en que nos cerramos sobre nosotros mismos,
tiempo que se encuentra a sí, momento de caracoles.

Es el día que todo y nada cobra sentido,
cuando los silencios son sonidos profanos.
Es el día de la contradicción,
del abrazo y el cariño con manos y brazos que sobran.

Es hoy cuando sólo las miradas buscan,
cuando serenas reciben al cielo que por fin viene de vuelta.

Distancia


(Del lat. distantĭa)


Para entender lo que es la distancia se debe tener previamente una idea de lo que es el espacio, es decir, ese tramo que yace entre lo que es y uno desearia que fuera, o enunciado de otra manera, aquello que se interpone entre lo que uno no dice y hubiera deseado decir. Abusando de las definiciones, podría conceptualizarse como la separación entre la presencia del estimado lector de la presencia que quisiera junto a sí mismo en aquel instante especialmente vacío y callado.

Es que la distancia es proporcional a tantas lecturas como silencios vas sintiendo mientras transcurre el día. Y su presencia, pocas veces eludible, sólo acrecienta el deseo, el de mantenerla presente en caso de necesitado apuro, o el de eliminarla de manera categórica en ocasión de persistente inconformidad.

La distancia mata, pero también alimenta y da vida. Como desamor y amor, deseo y rechazo, todo en el mismo frasco, todo lenta y pacientemente escaldado. La distancia es un fuego híbrido, el mismo capaz de inflamar un viernes por la noche y de apagar una apacible mañana de un domingo.

Dato: Agregue espacio y soledad en un mismo recipiente, agite y tendrá distancia.

domingo, mayo 04, 2008

Chaitén

Foto: Emol
Chaitén resiste,

Y las calles son páramos que sueñan a las personas que caminaron por ellas. Sus pasos, hoy parpadeos en esta vida en tránsito como ceniza.

Futaleufú resiste,

El río grande, como la Patagonia, la Trapananda, los mañíos, lengas, coihues y cipreses. Y los chucaos cantan entre la lluvia mientras el Puelche arrastra polvo sobre las melgas, el ganado agoniza, y el día se parcha de noche, mientras queltehues y traros se envuelven de blanco, mientras el tiempo, el frío, y los hielos detienen su huída para contemplar el canto que sepulta todo.