domingo, octubre 04, 2009

Mercedes


Debió ser en los domingos en la mañana. El silencio era interrumpido de pronto por ese ruido blanco que hacía la cinta y por el crujir de las piezas plásticas del cassette, a continuación comenzaba algún acorde, y su voz amplia y cálida llenaba las habitaciones con Alfonsina y el mar.

Parecía que su canto debía haber nacido en el sur lluvioso, hilado por ponchos y cercado por bosques mirando a Dios entre la niebla. Su emoción transmitía calidez mientras mis viejos limpiaban, hacían el desayuno, conversaban y transmutaban la casa en un hogar. Yo y mi hermano simplemente despertábamos, sin esa sensación de falta sueño indestructible que acompaña cuando llega la adultez.

Hoy se ha ido, como partieron antes Alfonsina, esos domingos, los ponchos y su épica junto a la niñez. Tal cual hoy se marchan los bosques y la lluvia.

Que en paz descanse.

Y te vas allá
como en sueños dormida,
vestida de mar.