miércoles, agosto 02, 2006

Fidel

Mi definición de coherencia consiste en que un determinado juicio respecto de un hecho o acto concreto, independientemente de la mayor o menor afinidad afectiva, ideológica, religiosa o intelectual que uno pudiese tener respecto de quien desarrolló ese acto, debiese estar basado en lo concreto, en aspectos lo más objetivos posibles, de modo tal de no establecer categorías arbitrarias u odiosas respecto de quien nos simpatiza más o menos.

Sin embargo, está Fidel. Y él para mí encarna la duda, la posibilidad de exceptuar todo juicio categórico sobre su persona, y en otros, exactamente lo contrario, es decir, la clara elección de dos sentimientos contradictorios, pero al mismo tiempo tan parecidos, el amor y el odio. Poca gente puede representar de modo tan perfecto la dualidad de ser amado y aborrecido en igual medida, son escasos aquellos sobre los cuales existen argumentos que pueden ser colocados tan bien a ambos lados de la balanza al momento de juzgarlos. Ante eso, o te agarras de uno de los dos platos de la balanza, o simplemente, dudas.

No conozco Cuba, sí cubanos, gente preparada de una gran formación profesional y técnica. ¿Que decir de la medicina cubana?, aparte de que es excelente y que ha ayudado a aliviar el sufrimiento de muchos a lo largo y ancho del mundo entero. Pero, ¿como olvidar la inexistente libertad de expresión?, la carencia de libertades individuales, la prensa silenciada, la denegación de permisos de salida, los presos políticos. ¿Será acaso que es imposible del todo compatibilizar justicia, equidad con libertad individual?. ¿El ser humano sólo se comporta como tal cuando tiene un Gran Hermano que siempre vigila a fin de que el hombre deje de ser el lobo del hombre y se convierta en su hermano?.

Fidel enfundado en su traje verde oliva es un dinosaurio, uno que puede ser visto como una bestia sedianta de sangre, dedicada a mantenerse en el poder a como de lugar, o como un monumento a la resistencia, un testimonio de resolución, la prueba cierta de que es posible permanecer inmutable ante el paso del tiempo, manteniendo en todo momento sus creencias, sueños y luchas. Así, convergen en el lo mejor y peor del ser humano, los sueños y lo que somos capaces de hacer para lograrlos.

Ojalá sea posible que los logros en su país sobrevivan al dinosaurio, que los errores y horrores se vayan con él, y que trasciendan despúes de su hora los fines más allá de los métodos. Por Cuba, por todos.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tu reflexión, Mauro. Amo la libertad ante todo, pues mi mayor deleite es el de expresarme libremente a través de mi escritura. Pero, chico, qué agotamiento tanta manipulación mediática sobre el asunto cubano.
Cuba libre, sí, pero la Cuba que el propio pueblo decida, no la ideada por las altas esferas de la oligarquía yanqui.

Gracias por darme la oportunidad de descubrir este fabuloso rincón. Gracias por tu gemido en mi orgía. Su eco me trajo a ti.

Abrazo desnudo.