jueves, agosto 17, 2006

Bela

Bela Lugosi, según Martin Landau

Y ahi estaba Bela, anciano, encorvado, deteriorado, pero atento a las instrucciones de Edward Wood, su amigo y director de la película más mala (obviando a "taquillator", de Luis Dimas), y por eso quizás las más querible, de la historia del cine, "Plan 9 del espacio exterior". A pesar de su adicción a la heroína, el otrora vampiro conservaba su estampa grave, dramática, seria, excesiva, esa imagen de chofer o cochero de funeraria que lo avaló siempre en el mundo del cine.

Pero Bela moriría cuando tenía el guión de "Final curtan" en sus manos, tras haber filmado sólo tres minutos de la cinta. Y Wood, queriendo homenajearlo, tomó esos 180 segundos, para incluirlos en otra película, la que lo haría inmortal. Sin embargo, había un detalle,...había muerto, entonces para reemplazar a Lugosi en el resto de la filmación, y a pesar que ambos tenían un parecido igual a cero, convenció al doctor de su novia para que actuara cubriéndose el rostro con una capa, un detalle para Wood, un director que obviaba toda imitación de la realidad con sus escenografías con papel metálico, monstruos de trapo y naves espaciales colgando de cordeles.

Y ese acercamiento para narrar una historia tiene un dejo mágico, es la fantasía de la niñez reflejada en juegos de grande, el hacer suya la idea que una historia tiene una ética distinta a la realidad. En una historia se puede mentir, es aceptable que sea así, lo importante es la narración y quizás su desenlace, de lo contrario el coyote no sería sometido a la tortura continua que le acarrea seguir al odiable pajarraco ese. Y Wood, en su desquiciado entusiasmo por el cine, manejaba con toda ignorancia esos códigos a la perfección, y de paso, sin querer, se acercaba bastante a dibujar una realidad basada en lo aparente, en el parecer, no en el ser, como un actor que se cubre la cara con una sábana para simular lo que no es, y muy similar a un mundo que de un tiempo a esta parte se llena de monstruos caminando entre nosotros.

Lo mismo Bela, quien fue a la tumba vestido como el conde drácula, interpretando siempre al personaje que lo hizo inmortal. Lo mismo que el gran Martin Landau, que encarnó a su vez a Lugosi en la cinta "Ed Wood", dirigida por Burton y que de modo notable nos muestra como el húngaro se compró el delirio de un director que al final logró su sueño, el ser famoso del modo más inesperado posible, tal como esa sorpresa que nos depara el futuro, aquel paisaje difuso a lo lejos cubierto de niebla, al cual no sabemos si llegaremos, ni menos el modo en que lo haremos o en que fallaremos intentándolo.

2 comentarios:

Marce dijo...

entre las tecnicolors pendientes de Burton está Ed Wood...
quizás este futuro incierto y nebuloso de din de semana me deparé su reposición en casa...veremos.
saludos

Mauro dijo...

Ojala te lo depare...grande Burton. A mi gusto eso si se cayó al suelo en "El planeta de los simios", la vi una vez mientras hacía la hora para tomar un bus...mala, muy mala.

Estuve escuchando tangos, algo de gardel, algo de piazzolla. Bien buenos.

Saludos.