domingo, enero 01, 2006

2006



Año nuevo.
Vida nueva.

En la fecha más llena de buenos deseos del año, decidi salir a caminar. Sí, caminar por la calle cuando quedaban algo asi como 10 minutos para la medianoche, total la fecha, ¿no es en verdad un tránsito de un año a otro?.

Todo colapsado, de gente, de automoviles detenidos aquí y allá, como un gran estacionamiento a orillas del mar. El 2006 me sorprendió a medio camino, a unas 4 cuadras de mi objetivo final, el lugar de lanzamiento de fuegos artificiales.

Entre los brindis al por mayor, la canción nacional cantada a coro (uno de los grandes misterios de mi vida: ¿porque la cantan en año nuevo??), la champaña, gritos, euforia, y todo ese dique que se desborda cuando uno desea exorcizar lo que pasó y empezar de nuevo, me detuve a simplemente contemplar las luces en el cielo, mientras pensaba si fumaba o no fumaba un belmont light que tenía en el bolsillo.

¿Porque será que nos gustan tanto las luces de colores allá arriba?, ¿y el trueno de su estallido?. ¿Será sólo su belleza?, o será que nos entusiasma la idea de crear fuegos en el espacio, pues simulamos y de algún modo pensamos que podemos moldear las estrellas a nuestro antojo?. No creo, al menos descarto que quienes están estén pensando eso, simplemente nos gusta.

El ruido de cada estallido retumba en el pecho, y la adrenalina estalla en la gente. Luz y ruido, en ese orden.

Uno de los hitos más importantes de la humanidad, el año nuevo. Un descanso, una detención, el bajarse del bus y sentarse a mirar como todo pasa (sí, como lo dice Fito), el tener un instante el tiempo en la mano, para desear con fuerza que todo empezará distinto.

La historia comienza todos los días me parece, pero a medianoche del 31 de diciembre hay un consenso mayor en que quizás a partir del día de mañana todo es posible.

Feliz 2006.

Por cierto, no me fumé el cigarro.

1 comentario:

Marce dijo...

qué recuerdo!
le di la bienvenida al año 2006 en el puerto, plena de felicidad, efervescencia, colores y abrazos...
sin duda, fue la bienvenida más llena de simbolismo, uniones, lazos y sonrisas que he tenido.
No pude dejar de emocionarme con las luces iluminando el cielo...y no sabría decirte con certeza por qué.
Así ahuyenté mis sombras y me cargué de luz.