No había más que mirarte para saber que tras tus ojos se escondía la soledad de un viejo hotel y el silencio de una mujer en un cuadro de Hopper. Tu pecho, suave amarillo, tu mano, buscando alcanzar el centro de toda la tierra. Un Gitanes consumido en el cenicero, un libro de feria de segunda mano, tus piernas torneadas de rojo bajo la mesa, y tu mirada, el lazo perdido que intentaba atrapar el mundo que no puede ser atrapado.
3 comentarios:
BELLÍSIMO
Sera que todas andamos en ese "mood" ultimamente.... tan llenas de tiempo y sin el.... perdidas en esa ambiguedad, hechas Automat siempre..
Saludos, siempre un gusto leerte : )
Y sin embargo, atrapados en la soledad del tiempo y en la belleza del deseo.
Biko
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