martes, enero 13, 2009

Paralelo

Dicen que nieva en Madrid.
Cae plata el cielo, flotando aéreo, rozando la tierra.

Y acá el sol muerde la piel sin tregua.
La arena quema y ciegan las olas traslúcidas.

Hoy Madrid debe ser blanco, las calles de Barajas se detienen,
se cierra Méndez Alvaro, imperceptible, intrascendente, indiferente.

Hoy sopla el verano montado en la brisa de la tarde,
se abren las calles, vibra la gente, enmudecen soledades.

Camino junto al vendedor de dulces que no habla y los aferra sin querer venderlos.
Recuerdo al "australiano" que vive entre los viajeros de la T2, sin querer o poder salir de ahí.

Paso bajo el sol y el calor de la ciudad,
Pienso en la nieve y el frío de Madrid.

7 comentarios:

MRB dijo...

Mauro:
Me ha gustado tu descripción del tiempo. De un pequeño hecho, has desarrollado un lindo escrito.
Un beso,
Shanty

Laura Escuela dijo...

Dicen que el verano ronda Chile,
que valparaíso deviene en una claridad eterna a cada pensamiento que uno le dedica.
Dicen que allá, al otro lado del atlántico, hay un hombre que observa la calle y vibra con la luz y las gentes.
Acá, sin embargo, no nieva ni hace calor.
Sólo un frío fino y resbaladizo se cuela entre los poros.
Prefiero pensar en eso que dicen de allá, de ese Chile cálido y atrevido, aderezado con ese dulzor torpe del verano.

UN BESAZO MAU

Mauro dijo...

Muchas gracias SHANTY, te agradezco el comentario.

Cariños.

LAU.

Tenerife luce deslavado entre ese frio huidizo cargado de indecisión. Las islas yacen como nunca entre la neblina salada que emiten las olas al romper. Tal vez La Gomera duerme y Fuerteventura es una quemadura volcánica y silente.

Entre El Hierro y Lanzarote, al centro de todo, reposan letras. No duermen, sólo esperan contenidas entre esa sensación beige que tiñe la tarde.

UN BESAZO LAU

Anónimo dijo...

Me encanta Mauro, me ha recordado a un poema de Alexis Díaz-Pimienta, gran poeta cubano, que te copio-pego por aquí y que comparto con todos vosotros en este instante silente desde Almería, ciudad de la luz, y con el frío rondando mi puerta:

"Son las seis de la tarde aquí en La Habana,
en Luyanó, en mis ojos.
Las doce de la noche en Aguadulce.

Ahora apaga la luz, oyes las últimas noticias,
fumas el último cigarro,
preparas el reloj para que suene
exactamente cuando estaré acostándome,
apagando la luz, oyendo el telediario,
preparando el reloj para que suene
exactamente cuanto tú estés en la oficina,
sufriendo la impersonalidad de los teléfonos,
compartiendo el café con los amigos.

Son las seis de la tarde en mi camisa,
en mis manos, en los árboles que no me reconocen.

Ahora preparo el baño de mi hijo,
charlo con la vecina, leo un poco,
confundo el borboteo de la sopa
con el fino sonido de tu sábana.
Ahora pasas la mano por el sitio en que falto
y yo compruebo que la sopa
está muy bien de sal para tu estómago.

Son las seis de la tarde en mis papeles,
en mi trago de ron irremediable.
Las doce de la noche en tu sofá,
en tu bata de casa,
en tu cuarto con olor a sándalo.
Y este crepúsculo no se repetirá
como tampoco volverás a tener la
misma medianoche.

Para encontrarnos tenemos cierta música,
cierta manera de reir,
ciertas partes del cuerpo que antes de conocernos
no teníamos.

Son las seis. Son las doce.
Aguadulce es mi mano desorientada y tibia.
Cualquier esquina de Luyanó es tu espalda.

Un Abrazo

Anónimo dijo...

gracias virginia por el poema. Me encantó.
Gracias MAU por el homenaje isleño.

Un besazo

lau

Mauro dijo...

Vata poema que nos regalaste VIRGINIA. Está increible, muchas, muchas gracias por el obsequio

LAU: Pues na' pos mija. Las gracias pa' uté por escribir tan bien. Besos, chiquita.

Anónimo dijo...

Hola Mauro. Gracias por pasearte por mi humilde morada. Es cierto que en Madrid hace frío, pero en Ávila, que está a muy pocos kilómetros, tampoco nos estamos muriendo de calor, jaja.

Me gusta como escribes, como transmites sensaciones. Me gusta cuando las cosas más triviales se convierten en tesoros; I wish I had the talent to do so!

Recibe un fuerte (y frío) abrazo.