sábado, julio 01, 2006

La poderosa muerte II


Y así es la poderosa muerte. Cierta entre un mar de incerteza.

Ahí radica su poder, pues el poder nace del control, pues su eterna presencia puede condicionar nuestro actuar, nuestro sentir, nuestro vivir, es la eterna tentación que se insinúa como falsa solución a nuestros problemas. Pero a mí no me gusta el poder, por forma de ser, por porfiado, por la razón que sea, no me gusta, pues corrompe y termina convirtiéndose en una herramienta para que algún Gran Hermano maneje las vidas de otras personas a su antojo.

Quizás vivir al fin y al cabo sea un acto de rebeldía, de porfía absoluta, un salivazo en la cara al poder, para decirle que nos deje tranquilos y que tome lo suyo cuando tenga que ser y ya, que simplemente no moleste más, pues estamos muy ocupados viviendo. En una de esas, en esa posición conciente o inconciente, pero siempre algo talibana frente a la vida y al poder de la innombrable, alejas de ti los fantasmas, las penas, las tristezas y todo es gran cuantohay para sepultar el temor a vivir y simplemente, seguir adelante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡La muerte!
¿La muerte?
Es un pequeño grano que germina sin cuerpo.

*****

Alguien se no está muriendo
siempre,
con esa muerte lenta de pulsos vacíos
mientras tu y yo besamos,
reímos de las cosas y el viento,
comemos,
nos amamos,
y sabemos
que toda nuestra luz nos pertenece
sin ser nuestra siquiera

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Como actriz he interpretado a la muerte decidida con una inteligencia intuitiva (instrumento de la vida), y caprichosa con una estupidez aprendida (instrumento del hombre).