viernes, noviembre 11, 2022

49

 

Cabe sólo mirar los cerros florecidos,

respirar y escuchar los latidos propios,

tomarse unos segundos,

                                        para sentir que se está aquí,

como si nunca hubiese habido otro lugar. 


Cabe preguntarse sin llegar a hacerlo,

acariciar, sonreir, sentir las hojas y los troncos,

recordando que hubo un árbol,

                                    frente a la pequeña casa que fue del abuelo,

 donde hoy sólo habita un vacío mustio.

 

Cabe recordar las hortensias,

los amigos que se fueron,

a quienes fueron importantes,

                                    y sonreir por los saludos,

por lo comido, lo bailado y lo bebido.

 

                                    También por lo amado.


Cabe hacer y no hacer demasiado,

pero sobre todo cabe agradecer la oportunidad,

empuñando la ilusión, el deseo y la fuerza,

                                de estar a la altura,

para sentir que los 49 giros han valido la pena.


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