Eso era la soledad,
el carcomerse el alma escapando de uno mismo,
el no soportar la voz del yo y su estruendoso silencio.
Esos eran los días.
Hoy son el residuo del mar y su susurro libérrimo,
el navegar sin timón ni pasado que nos gobierne,
El entierro del sollozo y el parto al vacío.
Hoy es el deshojar las horas
prendido a una piel entre los brazos.
"Al pensar en todo"
-con una ingenuidad casi maníaca-
cerebro(sic) todo lo celebrable.
Celebro la inexistencia del futuro
y la fragilidad de la memoria q...
Hace 6 días.