miércoles, noviembre 29, 2006

La pólvora

Foto: Francisco Máximo

El viento que quema no es cualquier viento, es aquel del designio, es un viento metálico cayendo de lo alto para clavarse en los ojos para cegarte, para hacer que veas sólo con el instinto, con la fuerza necesaria para introducirte un leño ardiente en el pecho. El viento que quema es amarillo, carga miles de partículas que conforman un todo en bloque que se opone a un caminar cansino, leve, a ese transitar lleno de toda obviedad.

Ella caminaba dando la cara a ese viento, a la brisa desatada que es una brasa que escalda el espíritu. Se movía pareciendo contradecir la naturaleza que pujaba por arrastrarla, que intentaba transportarla consigo a ese imaginario llamado sueño, búsqueda frenética, esperanza que no cesa.

Se movía lento, entera, ensimismada y cansada, bella con su pelo revuelto por cada ciclo katabático, caminando con la entrega de quien creyó encontrar su destino, y deja tras de sí un rastro de espontaneidad extraviada.

Y todo se desgranaba, tierra, susurros, antiguas certezas, floripondios, helechos y cipreses. Una tromba rebalsaba desatada desde lo alto como un torrente de troncos cortados, un alud de ahogados que bajaban desde el cielo.

El viento que quema encendía sus vísceras y hacía doloroso cada paso. Pero ella, en silencio, simplemente prosiguió incombustible, eterna y estoica, dispuesta a abrazar el inicio, a reencontrar el comienzo, para después de muchas vueltas, hallar el término y sellar así un final.

13 comentarios:

Soledad dijo...

"Pero ella, en silencio, simplemente prosiguió incombustible, eterna y estoica, dispuesta a abrazar el inicio, a reencontrar el comienzo, para después de muchas vueltas, hallar el término y sellar así un final"

¿Será que siempre hay que volver al inicio para poder sellar un final? Qué paradójico, no?

Mmmm.. bueno, al parecer yo soy bien paradójica entonces, claro que a diferencia de la mujer de tu relato, a mí me cuesta encontrar esos estados de tranquilidad y desconexión absoluta en donde nada me inmute.

Saludos,
Soledad.

Marce dijo...

algunas veces optamos por escribir el final aferrándonos al inicio, a la partida, a esa que muchas veces llevamos perdida, difusa y extraviada, pero que finalmente es el punto inicial al que se requiere volver para cerrar el círculo, la gestalt de una historia, de un capítulo, de una vida o de un amor.
Desde ahí, surge otro punto, otra partida, otro comienzo...

Negra dijo...

...gracias por los petalos entre letras, dos margaritas, plantadas en mi cara para ti.

...Ya quisiera yo, convencerme de que he encontrado mi destino, y en ello seguir adelante, sin que nada ni nadie denote una sola duda, ni siquiera yo.

... Esa Mujer que merece tus palabras, debe haber sido madre, pa parir esta historia.

... Cuando comencé a leerte tuve un Dejá-Vu. La historia prosegía de otro modo, quise cambiarla.

... un abrazo y un beso.

Anónimo dijo...

Me encanta que no te hayas largado.
Seguro que ese mismo viento te ha devuelto a nosotros.

Besos bacanalescos.

Indianguman dijo...

vuelvo a leerlo y me gusta aun más...

un beso

Mauro dijo...

Sole: ¿De verdad eres paradójica?.

A veces descubres que todo estuvo siempre a nuestro lado, que tus sueños estaban al alcance de la mano.

En otras, abandonas los sueños por cansancio, comodidad, apestamiento por ultimo, o porque el camino que recorriste nunca te gustó del todo y en verdad nunca quisiste comenzar a andar.

Gracias por tu visita Sole.

Marce: ¿Como una rueda, no?, como si todo simplemente girara y en algún momento pasaramos por el mismo punto de hace un rato. Ahi decides, te bajas o sigues rodando.

Algunos deciden más rápido, otros hemos salido más porfiados.

Que estes bien marce.

Negra, Rocío más bien:

Es madre de una hija de seis años que es simplemente un sol.

Nuevamente me dejaste sin comentarios, ¿que te digo ahora?, se me acabaron las palabras y se me agotan las flores...me tomaré una licencia...

Deshojaré una margarita de tu cara, y te la devolveré convertida en una magnolia, una flor que no conozco, pero que por una misteriosa razón la imagino blanca y azotada por el viento de septiembre.

...Un abrazo y un beso (dos mejor)

Mauro dijo...

Ella: ¿De verdad?, sabes?, me largué, pero por poco rato, es un variación de un viaje lejano. Intenso de todos modos, tal cual ese viento.

Indianguman: Gracias, desde la "kotimää"

Disfruta esa luna de mediodia.

ydaledali dijo...

Que bueno que no te fuiste por siempre, pensé que había llegado tarde y que te habías marachado en uno e tus vientos katabaticos (¿así se escribe?) y que la copa de vino prometida fermentaría su miel en un stardecer desgastado... La mujer de tus letras, valiente... y decidida... es difícil enfrentar el acmino de regreso... los miedos que creías superados te salen al camino y te azotan el rostro.... la meta se hace difusa en los espejismos del pasado, pudiendo perder la brújula del camino de regreso.... es Virgilio bajando al infierno en busca del ayer... un beso... no te pierdas definitivamente tus letras son huellas que son dignas de seguir...

Cecilia - Titi dijo...

¿Por qué todo debe sere un círculo?
siempre aunque no queramos volvemos al
pasado para poder crear un presente....es
extraño.

Se requiere valentía, conocimiento....fuerza interior....no todos pueden recomenzar, partir
de cero.....con el alma pura y dispuesto a volver
a vivir...a sentir.....

Los miedos son muchos...pero más hay que temer
a no sentir...a tener vida plana....simplemente me resisto....la vida es un riesgo....y yo quiero vivir.

Mauro, me gusto la historia del tulipan negro....gracias (se supone que va una foto, pero no salio)

Besos

Titi

Anónimo dijo...

Interesante tu relato
recomenzar.blogspot.com

Alba Sting dijo...
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Gladys Ames dijo...

Muy lindo... un saludo... :) seguire pasando en verdad me a gustado tu blog...

-Gladys Ames-

Laura Escuela dijo...

Vaya, pero qué descubrimiento el de hoy... qué bien escribes y describes! es sencillísimo visualizar tu texto, imaginarla a ella en su viaje. Un encanto.
Un besote