El sentimiento de pertenencia a un grupo, lugar o persona pudiera ser descrito como un lazo de melancolía. Un eterno loop dentro del cual nos movemos atrapados, alejándonos en ciertas etapas, pero volviendo siempre en algún momento a pasar por el mismo punto. Ese hito que volvemos a divisar una y otra vez en la vida, es seleccionado por la memoria entre los afectos o desafectos para permanecer inamovible, y a duras penas es desgastado por la brisa del tiempo.
El lazo tiene un radio variable, que se expande o contrae periódicamente, para volver más o menos recurrentemente a visitar el mismo punto, y dentro de él conviven imágenes o realidades concéntricas como amistades, amores, barrios, ciudades, naciones o patrias. Es en esa variacion de la distancia respecto a su eje la que genera aceleraciones o desaceleraciones bruscas en la velocidad por la cual circulamos en su interior. Podemos acercarnos pausadamente a un hito para luego vernos obligados a alejarnos con urgencia de ahí.
Es esta curva dentro del cual nuestra vida se dobla sobre sí misma una y otra vez, la que nos lleva a pasar por la estación de la solidaridad con quienes nos reconocemos en uno de los planos concéntricos, la que nos transporta para conmovernos una y otra vez con la desgracia ajena, pues ya hemos habitado esa república en otro momento, y aquella que nos hace reencontranos invariablemente con todo aquello que hemos vivido, o lo que lo mismo decir, volver a toparnos con lo que hace que seamos nosotros mismos en una inesperada curva del camino.
*Para andresino y a los genes que deja *
La esquinas parecen
ensoñaciones de náufragos
que devoran los cactus por su agua.
...
Hace 2 meses.
1 comentario:
Reflexiones geométricas que inundan el pensamiento, unen distancias, acurrucan pensamientos, beben porto al lado del mar, ven llover, reflexiones que reflexionan por sí mismas, y lloran en las curvas del camino.
Besos
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