Estas letras están empapadas de lluvia, un aguacero imparable acompaña cada trazo, liberando el barrial que las sepultará con su mano fría. Tapas grises esconden el bramido del río, y una pantalla en blanco amortaja el desgarro de los bosques partidos.
Esta patria enhebrada por signos está fundada al borde de todo. Una cruz fue a caer en el sitio donde la parió el océano mientras devoraba cimientos y pilares, encauzando su torrente con una huella de encías ahogadas.
Todo se imbrinca entre el devenir del eco de quienes nos faltan, la humedad mancha los pumas hambrientos, la hiedra abraza a la piedra y el pulso húmedo late bajo los litres, alerces y el coigue que nace desde el cielo derramado. En esta tierra, estas letras y esta patria no son más que la pistola humeante junto al sueño de todos los muertos, el salto suicida a una tumba orlada por cardenales, la mancha raída en la hierba que perdonó el viento.
El sur, la lluvia, el monte y el alud.
El descanso en paz del beso frío que nos pierde para siempre.
4 comentarios:
Cuanto tiempo he pasado sin leerte, pero vuelvo a sentir tu pasión al escribir.
Un beso.
contundente mau
hermoso
Noté la lluvia, me ha empañado los ojos, me ha mojado el aliento...
bello! GG
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