domingo, noviembre 30, 2008

El buki

El mar estaba engañosamente llano. Una que otra ola se filtraba generando resaca. La playa tranquila, la arena gruesa molestaba algo al caminar, mientras una brisa soplaba lento, recién en dirección al mar, pues ya llegaba la tarde.

La fiesta de matrimonio ya había perdido toda formalidad. La novia, descalza, bailaba con una niña vestida de blanco con flores en el pelo. Los tragos abandonados entre la arena, mientras alguno le metía conversación a las madrinas o invitadas.

A esa hora sucedía, cuando los globos ya están en el piso, las botellas vacías, los vasos marcados de rouge y huellas digitales, el instante aquel en que nadie lleva corbata, cuando alguno que bebió demás entra en el trance del silencio, o cuando otro trata por todos los medios de conquistar alguna chica vestida de plateado. A esa hora sólo le faltaba la musica. Un saxo, Charly Parker, "Lover Man", ese disipar de notas lentas, cadenciosas, invocando el letargo agradable que viene despúes de la catarsis, el adorno de esa sensación de vacío que acompaña a los solitarios.

Mirando a las amigas de la novia, parecía posible del todo entrar al recinto demarcado por trozos de tela blanca al viento, acercarse a una, sin la ceremonia de las preguntas de rigor, innovar y tan solo tomarle la mano, sosteniendo un trago en la otra, y bailar, bailar hasta que el mundo se acabara.

Pero no, no hubo Charly Parker, menos "Lover Man", tampoco notas de piano con chica descalza de vestido rojo sobre él, sólo una tarde de sábado que parecía más llena frente al mar de noviembre. Justo entonces, un tipo vestido de blanco, se dirigió al pc, ajustó algo, y comenzó a sonar la música. No estuvo Maribel Verdú, sólo Marco Antonio Solís acompañó el baile frente al mar bajo el cielo abierto. En vez del bop, "El Buki" celebrando la alegría de dos desconocidos que decidieron la locura de casarse.

No hay nada mas difícil que vivir sin ti
sufriendo en la espera de verte llegar
el frío de mi cuerpo pregunta por ti
y no sé dónde estás
si no te hubieras ido sería tan feliz

sábado, noviembre 22, 2008

Resistencia

Foto: Pilargonal


No te dejaré caer.

Aunque tu afán se rezague,
el cielo no responda y la tierra brame,
no te dejaré caer.

En esa pena incombustible,
en ese desaparecer de agua.
No recogeré tu mirar de la fragmentada tierra yerma.

Ni aunque renuncies,
o cedas callada.

No levantaré una cruz por tí,
ni redactaré epitafios de barro en tu nombre.

Ni aunque llores tu tristeza escondida,
o te cubras de calma para esconder tu espera.

Ni si te apagas o huyes.
Ni aún así.

No te dejaré caer.

sábado, noviembre 15, 2008

Refugio

En este enredo innombrable,
cruce incesante de vidas y soledades,
tráfico de cegueras, indefiniciones, tonterías y notarios,
tu cariño es el refugio, punto final a todo devaneo,
el crisol que funde la esperanza y certidumbre de haber vivido,
haber vivido bien y haber vivido todo.

martes, noviembre 11, 2008

35

Foto: Trasquete

En esta ciudad prevalente, poblada de polillas, rodeada de árboles dibujados por luminarias. En esta calle de oscuro espanto y brillante despertar, doblada en esquinas manchadas de madrugada y cerveza derramada.

Entre las carcomidas avenidas, la rala maleza, y los bandejones salpicados de pétalos. Entre los prados, la playa y su arena negra, los afectos semidormidos y el tupido cielo perlado.

En este día/Entre estos pasos.

Riela aún el amarillo de ese mar sólido formado por colinas y girasoles de Castilla La Mancha. Abriga su luz, el calor, la brisa de incendio y molino.

Canta el día entre empedrados y el cielo abierto de El Retiro, se filtra luego el residuo de la noche, bajando por La Latina. Se derrama la tarde en el azul sin límites, en la blancura de tu piel para fluir inequívoca, ímproba, junto al torbellino de ese sol que se consume.

Hoy escucho temas de Van Morrison, Elliot Smith, Nick Drake y uno de Peter Sarstedt. Leo saludos, contesto llamadas, abro los regalos que da la vida, y muevo la cortina para ver que el día en que cumplo 35 es amplio y luminoso.